Mitake-san 御岳山

El pasado fin de semana estuve con unos amigos recorriendo una milésima parte de la accidentada orografía japonesa. El lugar: Mitake-san, la montaña Mitake en Tokyo. Un sitio donde aún se puede encontrar algo de arquitectura tradicional prácticamente intacta, con casas que han soportado ahí al menos un centenario. Lo más curioso de estas casas son sus tejados invadidos por el musgo. Aún no estoy del todo seguro, pero creo que se realizaban con varias capas de juncos, que al final son rematadas por corteza de árbol.

Tejado en Mitake-san

Antes de subir a la montaña, fuimos a una fábrica de sake. Hablaré más adelante, y con más tiempo, de la preparación de este licor, que es de las cosas que ha superado el paso de los años y la desaparición de la tradición (no obstante, el consumo de cerveza aquí es tremendo). Esta fábrica está prácticamente enterrada en la tierra para mantener la humedad adecuada y la temperatura. Nos dieron una ligera explicación al principio, y luego pasamos a «la cueva», donde siguieron dándonos lecciones sobre los tipos de arroz, etc. Lo mejor vino al final, cuando por cuenta de la casa pudimos probar el sake: «uuuumeeee».

En la fabrica de Sake

A lo alto de Mitake-san se sube en un antiguo tren que cubre una pendiente demasiado difícil de cubrir a pie. Por supuesto, en el puesto de partida y en el de llegada hay tiendas de «omiyage», recuerdos, y sobre todo comida, del lugar. Ahí es donde la gente se deja el dinero mientras espera a subir o bajar la montaña. Arriba nos hospedamos en un Ryokan que estaba bastante bien, y que nos costó unos 10.000 yenes por persona. Fue una gran oportunidad que estuvieran reformando el tejado de estilo tradicional. Así pudimos ver que debajo de lo que será una capa de arquitectura autóctona se esconden láminas de plástico impermeables.

Cubiertas plásticas

Por otra parte, en este Ryokan estaban grabando el programa Todai Project. Se trata de cuatro estudiantes en retiro que se preparan para los exageradamente difíciles exámenes de ingreso en la prestigiosa Universidad de Tokyo (Tokyo Daigaku 東京大学, Todai de manera acortada). El programa no deja de ser una frivolidad, pero era interesante ver a estos tipos clavando codos en completo silencio.

Todai Purojekkuto

Pasear por los alrededores de Mitake-san es extraordinario, pero peligroso cuando te caen las lluvias estivales, como nos ocurrió a nosotros. Más fácil se hace el camino al templo que ocupa un lateral de la montaña. Allí oímos a un monje recitando unos sutras, lanzamos una moneda de 5 yen al cajón, e hicimos nuestras peticiones al Kami-sama.

Para meditar

Una gran roca contiene un pequeño santuario en la cima

Por la noche aprovechamos la oportunidad para divertirnos un rato con unos fuegos artificiales (hana-bi 花火). Estos no son de los que se lanzan al cielo.

hana bi

Volvimos a casa hasta arriba de barro. Pero la experiencia ha merecido la pena. Ahora toca subir el Fujisan.

El grupo, antes de las lluvias

Mitake-san 御岳山